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sábado, 1 de marzo de 2008

Todos los sin papeles a presidio.

Podéis estar tranquilos, que no es que me haya vuelto loco y recorra mis venas la doctrina xenófoba de Rajoy. Pero es que tal y como está la ley, cuando alguien no tiene papeles no se le puede contratar para trabajar. Tal vez, como yo, pensabais que esto se refería únicamente a los inmigrantes ilegales, pero no, también hay ciudadanos españoles que no tienen papeles y están cometiendo el grave delito de trabajar. ¿Qué no puede ser? No seáis incrédulos, tan sólo hay que extender el concepto de ciudadano a todo bicho nacido en España, como por ejemplo, una cabra.
Y es que hoy me he enterado de que el pasado martes en la localidad de Santurce, una cabra fue arrestada por trabajar sin papeles. Supongo que la pobre cabra al no entender el castellano no se enteró de que debía legalizar su situación. Así pues, no sólo las personas deben tener papeles, también los animales, pues claro, faltaba más, ya sabéis mi opinión de que la mayoría de animales son más humanos que las personas, por tanto si quieren trabajar, que no lo hagan en la clandestinidad y obtengan sus papeles.
¿En qué trabajaba la cabra? No era como asesora de la campaña electoral de ningún partido, pues una eminencia así haría ganar al partido que asesorara, no, eso no estaría bien. Se dedicaba al mundo del espectáculo, al mundillo de la farándula, como Javier Bardem, pero sin la posibilidad de ganar un Óscar, una pena, porque la cabra seguro que actuaba de cine...
Todos recordaréis una cantidad de oficios que han ido desapareciendo de nuestros pueblos: el afilador que llevaba su máquina de afilar sobre una moto y tocaba una armónica de juguete, el vendedor de arrope y calabazote, y ¡cómo no!, el espectáculo de la cabra. No me digáis que no lo recordáis...
Consistía en que un señor tocaba música, normalmente un pasodoble, con su trompeta, mientras que otro hacía subir a una cabra por una escalera de baja altura, lo que el animal con gran obediencia conseguía ante la admiración de todos por tamaña hazaña. Solía haber algún humano más miembro del grupo que se encargaba de pasar una gorra para que el publico asistente a tan espectacular demostración depositase en ella unas pesetillas con las que los autores del espectáculo podían seguir viviendo.
Ahora la cosa ha cambiado, ya no suele haber un señor tocando la trompeta, hoy en día toca un organillo cutre, aunque sigue tocando pasodobles o música pachanguera mientras la cabra sube por la escalera y el otro recauda ahora algunos eurillos.
Pero este martes, la unidad específica de delitos de trabajadores ilegales, esto es, la Policía Local de Santurce, se topó con el espectáculo en plena calle y un policía le dijo a la cabra: ¡a ver decumentasión! Y la pobre cabra compungida miró a su dueño con cara de pena para comprobar que él no tenía los papeles. ¡Snif, snif! ¡Qué situación tan triste!
El problema es el de siempre, que ignorar una ley no exime de su cumplimiento. Así los dueños de la cabra, y por supuesto la propia cabra, ignoraban que en Santurce hay una ordenanza municipal que prohíbe esos grandes espectáculos en plena calle, si el animal, me refiero a la cabra no al dueño, no tiene los certificados sanitarios en regla, lo que ocurrió en este caso.
En estas imágenes podemos ver el momento de la detención, tras la discusión del dueño de la cabra con el agente, sin que la cabra se queje de nada consciente de que la han pillado sin papeles. Tras un intento de los dueños de realizar una jugada de escape, el agente se hace con la cabra, pero por si hay problemas para enchironar a la cabra, se ve obligado a llamar a los cuerpos especiales, esto es a los trabajadores de la perrera municipal, que tras echarle el lazo suben a la cabra, que no opone ninguna resistencia y se despide de su dueño, a la parte trasera del furgón celular y la llevan a la perrera, donde tendrá como vecinos de celda a unos perros que no entenderán como una estrella del espectáculo ha sido detenida por bailar sin papeles teniendo nacionalidad española.
En la perrera, la pobre cabra, se pregunta si su dueño preferirá poner sus papeles en regla o le resultará más barato hacerse con una nueva cabra para su espectáculo. Así pasará la noche con dificultades para dormir porque no tiene claro si volverá a ver a su dueño, y si es así, ¿cuál será su destino? Además, como no domina el castellano, ni por supuesto el euskera, no sabe cómo explicar que tiene derecho a una llamada, pues así lo ha visto en las pelis de policías y ladrones. La intención de su llamada no es otra que la de avisar a su amiga la cabra de la Legión, ya que dentro de unos meses deberá desfilar por Madrid, para que ponga sus papeles en regla.
En fin, está claro que la ley está para cumplirla, pero la Policía debería dedicarse en cuerpo y alma a resolver delitos mayores y devolver la seguridad ciudadana que poco a poco vamos perdiendo. Pero fijaos en una cosa y es que la detención de la cabra se produjo a fin de mes, que es cuando los agentes multan a diestro y siniestro para que les cuadren sus cuentas. Yo los he visto actuar en Novelda, sin ir más lejos, estacionando su coche con luces de emergencia encima de un paso de peatones para poner una multa a otro coche que alguien había estacionado en otro paso de peatones, también dejando puestas las luces de emergencia. Incluso una vez vi a dos agentes de policia venir lentamente en su coche porque veían que el portero de un pub estaba dando una paliza a un adolescente que pretendía entrar al pub en estado de embriaguez. El coche venía despacito, casi sin hacer ruido, supongo que con la intención de que nadie los viese y pasar de largo, pero tuvieron mala suerte, porque el último puñetazo del portero le rompió la nariz al pobre adolescente y lo que es peor le hizo caer sobre el coche de Policía, por lo que no les quedó más remedio que bajar y actuar. Y es que claro, un portero musculoso y enfurecido da mucho más miedo que una dócil cabra, ¿verdad?
Y así lo dejo por hoy. Espero que mis palabras no sean merecedoras de ir a la hoguera y condeno al castigo del fuego purificador a los dueños de animales que no se preocupan de llevarlos al veterinario para tenerlos sanos y con los papeles en regla, a los dueños de animales que se aprovechan de su trabajo para obtener beneficios aunque para ello el animal deba aprender sus movimientos a base de palos y a los agentes de Policía que no tienen miedo de actuar en delitos menores pero que miran para otra parte cuando suceden cosas mucho más graves.
¡Buenas noches!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me he reido un montón al leer tan inusual noticia y la verdad, he sentido nostalgia, mucha nostalgia...nostalgia de cuando miraba por la ventana de mi cuarto movida por la cantinela de una trompetilla y allí, abajo en el aparcamiento aparecía ante mí, el cuarteto con la escalerilla y su cabrita haciendo "cabriolas" nunca mejor dicho para poder subir los peldaños de la escalera, nosotros reíamos y tirabamos las monedas desde las ventanas y los balcones...qué pena que se pierdan las cosas bonitas...besitos opinador lenguaraz

Opinador Lenguaraz dijo...

Me alegra que te haya servido para reirte mi artículo de título un poco nazi. Pero debo tratar de engañar a mi audiencia para que sólo los elegidos accedan a los mejores contenidos, ja, ja, ja.
Yo también siento nostalgia de aquella época, sobretodo porque vivía en casa de mis abuelos, todavía vivos, aunque recuerdo a la cabra con una expresión de, jo, otra vez a subirme a la maldita escalera, ¿se creerán que soy una cabra montesa?, algún día me romperé la crisma...
Es una pena que pase el tiempo, aunque nos trate bien sin calvicie y sin arrugas, pero hay cosas que ya no volverán...
Besos anónima comentadora. Saludos.