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jueves, 27 de marzo de 2008

¡Sí a las desaladoras! ¡Pero ya!

Hoy voy a tratar definitivamente el tema de las desaladoras, explicando sus ventajas e inconvenientes frente a los trasvases. Por supuesto, insisto en lo que dije ayer, el problema principal que tenemos en España es la escasez de lluvias, lo que unido a nuestra mala cultura en el uso del agua, a su bajo precio y a las enormes pérdidas en la red de distribución hacen inviable sobrevivir con el agua que tenemos.
Con un trasvase lo único que conseguimos es desplazar agua de unas tierras a otras, pero si hay sequía puede que nos quedemos sin agua en la cabecera del trasvase, ¿de qué nos servirían esas obras faraónicas entonces? Sin embargo con una desaladora, lo que conseguimos es más agua de calidad de la que tenemos, sin pararnos a pensar en nada más, sólo por eso ya son mejores, salvo que tengan unos inconvenientes gravísimos que ahora os demostraré que no es el caso. Y por supuesto, unida a la desalación del agua debería venir la reutilización de aguas vía depuradoras por supuesto, cosa que parece que olvidan los dos grandes partidos...
Mi artículo no es un alegato contra el PP, pero en parte sí contra su Plan Hidrológico Nacional (PHN) basado en trasvases, derogado por el Gobierno del PSOE y sustituido por el programa AGUA (Actuaciones para la Gestión y la Utilización del Agua) basado en las desaladoras. Cuando he tenido que atacar el programa del PSOE también lo he hecho, así me pronuncié en contra del canon digital y a favor de las centrales nucleares, por lo que me sigo identificando como independiente, pero con mi opinión muy clara.
No a los trasvases porque no aportan nuevos recursos hídricos, ocuparían grandes extensiones de terreno, necesitarían grandes movimientos de tierra y porque tal como está el nivel de pérdidas en la red, se perdería más agua de la que llegaría a su destino. Por tanto, es evidente: ¡sí a las desaladoras! Y yo soy de la provincia de Alicante, pero uso mi cerebro, no como algunos otros por ahí, ¡manda trillos!
El proceso de desalación es muy sencillo. La corriente de agua del mar o de aguas subterráneas salinizadas por la sobreexplotación, después de pasar por la planta desalinizadora, se convierte en un caudal de agua dulce apta para el abastecimiento urbano y el regadío. Como apunté ayer, su principal problema es que durante este proceso se genera la salmuera, residuo del que hay que deshacerse, (esta vez no me vale lanzarlo al sol como los residuos nucleares), si bien, este residuo se podría reutilizar para generar un ecosistema salobre e incluso para obtener energía que realimente la fábrica desaladora. ¿Cómo? Ahora lo veréis...
Existen dos procesos básicos para extraer la sal del agua: por destilación (evaporación) y por ósmosis inversa. La destilación necesita energía térmica o calor. La tecnología de ósmosis inversa se basa en la aplicación de una elevada presión sobre una disolución concentrada para forzar el paso de la misma a través de unas membranas semipermeables. Con lo que se provoca la retención de la mayor parte de las sales disueltas e impurezas, obteniendo así un agua con una concentración salina muy inferior a la disolución de partida. Esta técnica requiere el uso de energía eléctrica, pero es la de menor consumo energético e inversión, realmente, ocasionará el 1% de las emisiones de CO2 debidas al sistema eléctrico nacional, en absoluto exagerado como señalan por ahí...
En las desaladoras que funcionan por destilación el vertido, salmuera principalmente, viene a ser de 8 a 10 veces el volumen de agua depurado, mientras que en las plantas de ósmosis inversa el volumen del residuo es menor, de 2,5 a 3 veces el volumen depurado, aunque su contenido en sales es mucho mayor.
El segundo problema que expuse ayer es elevado consumo energético de las plantas desaladoras, pero pensad en el equivalente para ir bombeando agua en un trasvase. De todas formas, los investigadores llevan años intentando solucionar este problema. Y se puede decir que ya existe una tecnología para crear energía basándose en la propia salmuera: el dispositivo PE (Pressure Exchanger o Intercambiador de Presión) que transfiere energía directamente de la salmuera al flujo de alimentación sin los problemas de rendimiento de los ejes giratorios de alta velocidad de las plantas actuales. Con este sistema, la reducción de los costes energéticos y económicos podría suponer la producción de agua potable a partir de agua de mar con un coste inferior por metro cúbico que el obtenido por los trasvases. Y es que a pesar de que se mire mucho el medio ambiente, el problema fundamental sigue estando en el cochino dinero, que sin duda es la clave de la polémica: ¿cuál es el precio final de un metro cúbico de agua desalada industrialmente y cuál el del proveniente del trasvase del Ebro?
Y ahora, lo más sorprendente, el invento de un escritor, Alberto Vázquez Figueroa, quien ha patentado un gran sistema: la
desaladora por presión natural, mediante ósmosis inversa, que conseguiría dar agua casi gratis. Para ello simplemente habría que llevar agua de mar hasta una montaña de unos 500 ó 600 metros, utilizando energía eléctrica residual, y depositarla en una balsa. Más tarde, cuando la red necesita otra vez mucha energía, se deja caer esa misma agua por una tubería de la misma altitud que la montaña, lo que equivaldría a 5 ó 6 atmósferas de presión. Esta elevada presión hace que, de una forma natural, el 45% del agua se convierta en agua dulce y el 55% restante salga doblemente salada a casi la misma presión con la que entró, produciendo así nuevamente electricidad y agua potable casi sin coste. Por cierto, ya le han comprado la patente. Si de verdad esto funciona no hay nada más que hablar.
Por tanto, las ventajas de las desaladoras frente al trasvase son evidentes: suponen el 3% de ocupación de terreno y el 3% de desplazamiento de tierras frente al trasvase del Ebro y el sistema de desalinización consumiría un 30% menos de energía que la requerida para trasladar el agua del Ebro a Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Almería.
Es más, a parte del invento de Vázquez Figueroa, la solución también está en el uso de energías renovables para el funcionamiento de las desaladoras, puesto que en numerosas zonas del sur y el este del país, que son las que más necesidad tienen, tanto el sol como el viento abundan. Si a esto añadimos que en muchas localidades costeras, la demanda de agua potable crece en verano, debido al gran aumento que experimenta la población por el turismo, y que es en verano cuando la disponibilidad de la radiación solar es máxima, queda clara la solución, ¿no? No todo es tan sencillo.
Por ello se está investigando en proyectos destinados a mejorar y hacer más competitivos los sistemas de desalación de agua de mar que funcionan con energías renovables. La energía eólica es la que más ha avanzado, tanto por la inversión realizada, como por la mayor capacidad para obtener grandes potencias. De hecho, cabe señalar que en esta Semana Santa, la electricidad generada por la vía eólica alcanzó a las 18.00 horas del pasado sábado 22 de marzo un nuevo récord de cobertura de la demanda, al dar respuesta al ¡40,8% del consumo! Sin duda a esto ayudó el temporal de viento que hemos padecido estos días y al hecho de coincidir con días festivos de menor consumo, pero no me digáis que no es espectacular... Por el contrario, la energía solar todavía se encuentra en fase de investigación para conseguir potencias elevadas por unidad de superficie y reducir su elevado coste.

Queda pues claro que la desalación de agua de mar con energías renovables técnicamente es viable, ya que se han realizado proyectos de investigación que lo demuestran, combinando distintas tecnologías: eólica-ósmosis inversa, solar fotovoltaica-ósmosis inversa y solar térmica-destilación. ¿Por qué no se prueban en la realidad? Ciertamente el uso de energía eólica debe ser tenido muy en cuenta ya que si la planta de desalación se conecta a la red eléctrica cuando no haya viento suficiente, el coste del agua desalada resultaría menor que el de utilizar exclusivamente electricidad convencional de la red, y con la importante ventaja de reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Es más, se podría estudiar la venta de energía eólica a la red cuando haya excedentes y también la obtención de posibles subvenciones para las inversiones, con lo que el agua desalada sería realmente barata.
Y no me he olvidado del residuo, la salmuera. Según investigadores del CSIC bastaría con adoptar las siguientes medidas:
Investigar los distintos aspectos del impacto de salmueras en el litoral, para situar las desaladoras en zonas donde el impacto sobre las comunidades bentónicas sea mínimo, esto es, verter preferentemente los residuos en fondos sin vegetación, y evitar tanto bahías cerradas como sistemas de gran valor ecológico como lugar para los vertidos. También sería necesario establecer los límites de tolerancia de las distintas comunidades bentónicas mediterráneas que puedan verse afectadas por los vertidos.
Efectuar los vertidos de salmuera en zonas de hidrodinamismo medio o elevado, pues se facilitaría la dispersión de la sal vertida en el mar.
Evitar cambios que puedan afectar los procesos de sedimentación.
Intentar que el agua de origen sea de buena calidad para minimizar el tratamiento químico posterior.
Con esto creo dejar muy clara la conveniencia del uso de las desaladoras, y así convencido de ello me despido por hoy, esperando que mis palabras no me lleven a la hoguera y confiando en que se avance tanto en las desaladoras que utilizan energías renovables, como en la genial idea de Vázquez Figueroa. Espero que estéis conmigo, queridos lectores, al afirmar que el castigo del fuego purificador lo merecen todos los que están en contra de las desaladoras porque realmente no han hecho un verdadero análisis del problema (creo haber dejado claro que son mucho mejores que los trasvases), todos los que no aceptan reutilizar el agua obtenida de las depuradoras y todos los que hacen un mal uso del agua.
¡Buenas noches!

2 comentarios:

Train dijo...

http://www.lapescasubmarina.com/article288.html
Creo que antes tendríamos que cambiar drásticamente nuestro consumo de agua, Alicante y Málaga me resultaron parecidas, y lo que es aquí, no faltan piscinas y campos de golf.
Es cierto, necesitamos agua, pero si seguimos poniéndolo tan fácil antes de concienciarnos realmente...la gran mayoría de la gente derrochará más si cabe, porque no tendrán conciencia de que el agua no es un bien ilimitado.

Opinador Lenguaraz dijo...

Pues sí Train, el verdadero problema es nuestra incultura del agua como ya nombré en los artículos del 22 y 26 de marzo.
Por cierto, el enlace que dejas es muy clarificador de los problemas que pueden provocar las desaladoras, pero hoy en día hay técnicas pra conseguir que toda la salmuera se disuelva de forma más eficiente en el agua del mar, aunque para ello es muy importante elegir bien el lugar donde instalarlas.
Soy consciente de que en Málaga tenéis el mismo problema que aquí en Alicante, ¡todo sea por vender pisos y adosados! No se repara en el agua necesaria para mantener todo eso.
También estoy al corriente de los problemas que está sufriendo Lanzarote, pero, como ya te he dicho, hay que buscar soluciones, que haberlas haylas...
Un saludo.